viernes, 26 de noviembre de 2010

CUANDO SE QUIERE, SE PUEDE

Una amiga me mandó un correo con la refrescante historia de Jesús León. La resumí y se las cuento hoy. Los guatemaltecos necesitamos ejemplos positivos que confirmen que cuando se quiere se puede. Lo importante es asumir el compromiso y no desmayar en el camino. Jesús León tenía 18 años cuando podría haber emigrado, como los jóvenes acostumbraban hacerlo de su tierra natal conocida como Mixteca alta, “o la tierra del sol,” en Oaxaca, México.
RITA MARÍA ROESCH

La vida era muy dura allí. No había agua ni tierra fértil para sembrar. Sin embargo, Jesús León se propuso ¡reverdecer esos campos! Convocó a 400 familias de 12 municipios y creó el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (Cedicam). Con los pocos recursos económicos que tenían se lanzaron a recuperar las tierras erosionadas para convertirlas en bosques y en zonas de cultivo. Jesús León recurrió a una técnica agrícola prehispánica que le habían enseñado unos indígenas guatemaltecos. La técnica necesitaba un sistema de trabajo en grupo, y revivieron el “tequio”, que significa trabajo comunitario no remunerado, que era usual en las poblaciones indígenas mesoamericanas antes y después de la Colonia.
El primer paso que dio Jesús León y sus amigos fue reforestar. Con pico y pala cavaron zanjas-trincheras, para retener el agua de las escasas lluvias. Sembraron árboles en pequeños viveros. Trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir que la tierra fértil se desparramara. Todo contribuyó para la recarga acuífera. Luego tuvieron que realizar la titánica tarea de plantar cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y que apenas absorben el agua. El segundo paso fue fortalecer la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas en la zona. Desarrollaron un sistema de agricultura orgánica, sin pesticidas. Rescataron las semillas nativas del maíz de esa región. Sembraron una variedad conocida como “cajete,” que es una semilla que resiste la sequía. El cajete se siembra entre febrero y marzo, cuando el suelo tiene muy poca humedad, pero cuando vienen las lluvias esta semilla crece rápidamente.
Luego de 25 años ocurrió el milagro: la Mixteca alta ha reverdecido. ¡Brotaron manantiales con más agua! La gente ya no emigra porque tienen bosques y cultivos. Sin embargo, Jesús León y sus amigos siguen luchando. No aceptan semilla transgénica para sus cultivos y siembran cada año 200 mil árboles para hacer retroceder la frontera del desierto. Las familias aprendieron a manejar el bosque y rescataron una antigua actividad: los talleres familiares de yugos de madera y utensilios de uso corriente. Construyeron y enterraron, en puntos estratégicos, cisternas de cemento de más de 10 mil litros de capacidad, para recoger el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos.
Más comunidades vecinas siguieron el ejemplo de Jesús León y el Cedicam. Crearon viveros comunitarios y llevan a cabo plantaciones masivas por temporadas. En octubre de este año 2010, Jesús León Santos, de 42 años, campesino indígena mexicano, fue galardonado con el "Premio Ambiental Goldman." Este premio fue creado por dos generosos filántropos y activistas estadounidenses, Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman, en 1990.

2 comentarios:

El López dijo...

Grandísima historia. Enorme. Gracias por publicarla.

Empe dijo...

Amigo Rojazo, la historia la he publicitado porque no es mía, sino de RITA MARÍA ROESCH, la escritora del artículo.
Un abrazo, compañero.